jueves, marzo 22, 2007

COSAS MARAVILLOSAS QUE NO SABEMOS VALORAR. Derogación de las leyes de Murphy.

Estoy perdiendo la fe en la raza humana.

Esto es un desastre.

Pienso que ya no hay nada que hacer con los seres humanos: son todos unos pesimistas.

Han escrito la Ley de Murphy, que dice que todo lo que puede salir mal, saldrá mal.

Vale, puede ser.

Pero, ¿por qué nadie habla de las cosas que siempre salen bien? En la vida hay un montón de cosas maravillosas que están muy bien y que nadie las valora. Por ejemplo, nadie se ha parado a pensar en lo maravilloso que es que las palomas no tengan brazos. Imaginaos lo contrario: sería terrible. Estarías en una terracita tomando un aperitivo y la paloma te tiraría de la pernera del pantalón: "¡Eh!, ¿me echas algo?". Sería un horror. A mí me dan a elegir entre la paz en el mundo o que las palomas sigan sin tener brazos y yo elijo lo de las palomas. Sé que la paz mundial es tentadora, pero la bandera de la paz sería una paloma blanca con los brazos de Mister Proper.

Otra cosa que nadie valora: las sirenas, preciosos seres mitológicos con mujer bellísima de cintura para arriba y cola de pez de cintura para abajo. La gente debería saber que habrá un sitio en el que hacen las sirenas con las piezas que nos sobran a nosotros. Sirenas con piernas de preciosa supermodelo, pero que de cintura para arriba son trucha de río. ¡A ver quién besa los labios a una sirena de esas!

La gente tampoco valora que la ley de la gravedad sea gratis. No quiero dar ideas, pero podrían poner un impuesto. ¿Os imagináis? Los pobres estarían por las nubes. En lugar de darles limosna, habría que tirársela al aire. Y de repente, veríamos a uno cayendo en picado:
- ¿Y ese?
- Nada, que le ha tocado la lotería.

Otra cosa maravillosa es que los pistachos tengan ese color verde tan raro. Es una suerte, porque si no fuera así, ¿cómo llamaríamos a todas las cosas que son verde pistacho? ¿verde moco? ¿verde almizcle de ratona? Ni se sabe. "Ayer me compré un jersey verde pus". No tiene el mismo glamour. Las mujeres pijas aún no han agradecido a Dios que haya hecho el pistacho de ese color tan raro. Deberían hacer peregrinaciones al Cristo de los Pistachos.

Otra cosa que no ponderamos es que los bebés tengan solamente dientes de leche. Se les cae un diente, les sale otro, y ya está. Pero imaginaos que tuviéramos también ojos de leche, y que a los niños pequeños se les cayeran y luego les salieran otros. Sería horrible, tendría que haber un Ratón Pérez de ojos que sería... yo qué sé, el Escarabajo Pelotero Rodríguez. Los niños les dejarían los ojos de leche debajo de la almohada, y el Escarabajo Pelotero Rodríguez vendría y les dejaría 5 duros o una pelota de ping-pong para tapar el hueco.

Y eso la gente no lo valora.

Hay que redactar las Antileyes de Murphy, y se referirían a esas cosas maravillosas que siempre hacen ilusión, como cuando empieza el invierno y hay que volver a sacar los abrigos y te encuentras dinero en los bolsillos. Eso pasa tantas veces como lo de que la tostada caiga por el lado de la mantequilla.

O cuando te despiertas sin que suene el despertador: lo miras y aún te queda una hora más. O cuando llegan las guías telefónicas, que te la llevan a casa y te hace mucha ilusión. Luego no la usas nunca, pero ese día te hace mucha ilusión.

O cuando estás de vacaciones en Londres, o en Italia, o donde sea, y oyes hablar español. Pasa siempre y siempre hace ilusión, te da sensación de complicidad, de que, si os lo proponéis, poséis invadir el país.

O cuando abres el Cola Calo y tiene esa tapa de papel Albal por encima, que hay que rasgar con un cuchillo.

O cuando llega la primavera y las chicas están guapísimas, y toda la ropa que llevan cabe dentro de una caja de puros.

¡Redactemos las Antileyes de Murphy!

¡No pueden salir mal!

Autor: Luis Piedrahita.